DÍA 28/10/2018
Llegamos a Buenos Aires el 28 de octubre de 2018, hacia las 9 de la noche, después de un vuelo iniciado en Santiago de Compostela, escala en Madrid y 12 horas más hasta llegar a la capital argentina.
En Ezeiza, aeropuerto de llegada, localizamos un Remis (bus privado) que nos acercó a una estación céntrica de la ciudad, después de recorrer durante un buen rato los suburbios de la provincia de Buenos Aires. Aquí empezamos a darnos cuenta de la magnitud de esta gran Metrópolis: kilómetros y kilómetros de recorrido que parece no tener fin. Por fin empezamos a vislumbrar calles que parecen ser más céntricas, pero nuestro recorrido continúa, empezamos a pensar que nos va a amanecer en el autobús. Por fin el bus para en una terminal, preguntamos y nos indican que desde allí a nuestro Hotel hay mucha distancia, a pesar de encontrarnos en el centro. Buenos Aires es inmenso!. Tomamos un taxi que nos inició en la aventura que supone circular por esta gran ciudad. La conducción es suicida, el taxi circula a gran velocidad adelantando y cambiando de carril constantemente, nosotros estamos callados intentando mantenernos firmes en los cambios bruscos de carril. Es de noche pero la avenida está llena de vehículos que como nuestro taxista van endiabladamente veloces ¡Parece que hay un gran premio al que llegue primero! Hundidos en nuestros asientos de puro miedo, empezamos a pensar: ¡mal empezamos nuestro viaje!. Como el ser humano a todo se acostumbra, después de un buen rato de contener el aliento, empezamos a relajarnos y a disfrutar del paseo por esta inmensa urbe. Pasamos por edificios y zonas emblemáticas como la Floralis Genérica, el Malba (museo de arte latinoamericano), Puerto Madero...... Todo esto lo descubrimos días después, porque en ese momento íbamos como si se tratara de un rally. Así es la conducción en Buenos Aires.
Por fin llegamos a nuestro destino sanos y salvos: el hotel Koten, en la calle Güemes, en el barrio de Palermo, y muy cerca de la plaza de Italia. El emplazamiento es muy bueno, pero las instalaciones son sencillas y sin renovarse en bastante tiempo. Es una pequeña habitación en la planta baja, con una ventana a un minúsculo patio interior, casi tan pequeño como nuestro cuarto de baño, donde solo cave un pequeño lavabo y un retrete todos ellos insertados en el suelo que a su vez hace de plato de ducha.
Todas las carencias de nuestra habitación, la suplen con creces, la amabilidad de las trabajadoras y el magnifico emplazamiento de este pequeño hotel-hostal. En este hotel estuvimos la semana completa que pasamos en la capital.
Hotel Koten |
DÍA 29/10/2018
A la mañana siguiente encontramos en la esquina de la misma calle, un café /confitería en donde desayunamos todas las mañanas durante nuestra estancia. El trato fue muy cordial. Allí probamos por primera vez los famosos alfajores, aunque aún estábamos sujetos a nuestro gusto mediterráneo, y solíamos pedir pan tostado con aceite, que muy amablemente nos facilitaron.
Iniciamos el recorrido desde nuestro hotel caminando por del barrio de Palermo. Es un barrio tranquilo y antiguo, con elegantes viviendas de dos o tres plantas que la mayor parte de las veces están cubiertos de graffitis artísticos, que también caracterizan a este barrio y a Argentina en general. Nos impresiona la luz del día, el cielo de limpio azul, y la majestuosidad de los árboles a lo largo de las calles, propio de este barrio y que te dan la idea de la exuberancia de estas tierras.
En esta zona encontramos numerosos cafés, restaurantes, casas de diseño y artesanía, boutiques.... En fin, una zona muy agradable y con mucho ambiente.
Taller/galería de arte en Palermo Soho |
Vamos avanzando en dirección a Palermo Hollywood, que debe su nombre a las casas productoras de cine y televisión que lo han adoptado como base de operaciones. Vamos a encontrarnos con nuestra hija Mara que está cursando aquí este año sus estudios de Medicina. Lleva en Buenos Aires tres meses y tenemos unas ganas tremendas de verla y abrazarla.
Una vez en su barrio, la esperamos en una terraza enfrente de su residencia. Es un día cálido y luminoso, nosotros que veníamos de Viveiro a finales de octubre!
Desde allí nos movemos ya los tres para comer en las Cholas, restaurante recomendado por la recepcionista de nuestro hotel. Es un restaurante donde puedes comer buena carne de vaca (aquí la ternera no se consume) de diferentes cortes y es el único sitio en donde nos ofrecieron mate después de comer, ya que es costumbre tomarlo en las casas o socialmente con los amigos, pero no se suele servir en locales.
Restaurante las Cholas |
El centro neurálgico de Palermo es la Plaza Serrano (oficialmente Plaza Cortázar). Aquí es donde se encuentran las mejores tiendas y restaurantes y es centro de reunión nocturna de la ciudad de Buenos Aires. Cuenta con un buen número de cervecerías en las que te ofrecen hasta treinta tipos diferentes de cervezas artesanas de grifo.
Después de comer fuimos paseando por el barrio hasta los jardines del bosque de Palermo; un jardín inmenso en pleno centro. Muy cerca de allí, en el mismo parque se encuentra el Jardín Japonés, que nosotros no pudimos ver por estar en remodelación. Seguimos paseando por este maravilloso parque, pero Mara nos dice que tiene que volver, tiene clases en la Universidad. Nos despedimos de ella y nosotros continuamos nuestro paseo por este enorme parque. Estamos agotados y decidimos volver al hotel a descansar un poco. Por la noche hemos quedado con Mara para que nos enseñe el ambiente nocturno de este hermoso barrio: Palermo.
Mara y Manolo tomando una pinta en una cervecería artesana. |
Mara y Miriam posando ante uno de los muchos Graffitis que adornan Palermo. |
Durante nuestra estancia en Buenos Aires, solíamos acabar la jornada aquí en Palermo, recorriendo el barrio, disfrutando del ambiente nocturno y tomando unas pintas en alguna de sus innumerables cervecerías.
Pequeñas tiendas donde se vende de todo y cierran tarde. |
Este barrio tiene un gran ambiente nocturno, especialmente el fin de semana. |
DÍA 30/10/2018
Después de desayunar en nuestro café de costumbre, nos dirigimos a coger el bus en la plaza de Italia para ir a visitar el Ateneo, en la avenida de Santa Fe, barrio de Recoleta. La famosa librería Ateneo Grand Splendid, que conserva la arquitectura del teatro donde está situada. Está considerada como una de las librerías más hermosas del mundo, Y nosotros damos fe de ello.
Como ya habíamos dicho anteriormente el tráfico en Buenos Aires es una aventura, pero viajar en el bus ¡Eso es una experiencia sublime! Los buses van atestados de gente y a gran velocidad, dando frenazos bruscos constantemente lo que hace casi imposible mantener el equilibrio, dándonos mamporros con todo lo que nos rodea. Cuando por fin bajamos estamos llenos de cardenales, pero felices de haber sobrevivido. Unos consejos que damos a todo turista que visite Buenos Aires: no se te ocurra alquilar un vehículo en esta ciudad, no vas a poder pasar de dos calles del concesionario. Ten mucho cuidado con los pasos de peatones: no los respeta nadie!!!. Eso sí, he de admitir que es un verdadero milagro que en estas avenidas atestadas de vehículos que van a una velocidad endiablada, nunca he visto un percance y el tráfico siempre es fluído. Un milagro!!!
El Ateneo |
Seguimos nuestro recorrido. Cogemos otro bus hacia el centro administrativo. Atravesamos la avenida 9 de julio, pasando por el Obelisco. Es una gran avenida (dicen que la mayor del mundo) pero nosotros en el bus estamos mas preocupados de mantener el equilibrio que de apreciar la belleza de esta avenida.
El Obelisco |
Casa Rosada |
Catedral Metropolitana |
Museo del Cabildo |
A partir de aquí continuamos a pie el recorrido por este barrio financiero y comercial. Aprovechamos para solucionar el problema de la tarjeta del móvil que ya habíamos comprado el día anterior en Palermo. Esto nos quita mucho tiempo, buscando una tienda de telefonía Claro y esperando colas, para continuar de todas formas sin solucionar el problema. Las compañías de telefonía son iguales en todas partes. Un asco!!!.
En esta zona podemos encontrar puestos ambulantes de artesanía y rastrillo de diferentes objetos, situado entre los grandes edificios financieros. En uno de estos puestos compramos nuestro primer mate con su bombilla.
Nos dirigimos al café más famoso de la ciudad, el Tortoni, pero llegamos a una hora punta y estaba abarrotado. Ante la expectativa de tener que esperar otra cola para entrar a tomar algo, desistimos y optamos por regresar a nuestra zona.
Café Tortoni |
Interior del café Tortoni. |
Es un día complicado, muy lluvioso, ampollas en los pies....Tomamos el subte, como llaman aquí al metro, para volver a Palermo Soho y comer algo. Luego nos echamos una merecida siesta en el Koten. Entre el cansancio del día y el yet lag, nos despertamos a las 10 de la noche, pero no nos resistimos a aprovechar un poco más del día. Así que fuimos nuevamente a la plaza de Serrano y nos resarcimos con unas buenas pintas de cerveza APA.
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