sábado, 30 de noviembre de 2019

EL CALAFATE


VIAJE EN BUS DESDE BARILOCHE A EL CALAFATE

Por fin estamos sentados en el bus, listos para iniciar nuestro épico viaje, de más de 28 horas de viaje, por la estepa patagónica. Los autobuses están diseñados para soportar los culos doloridos de los valientes viajeros. La mayoría de los viajeros son mochileros, y algún lugareño que tiene que desplazarse a algún poblado abandonado en esta inmensa estepa.
Miriam y Mara están sentadas delante de mí. Yo tengo como compañero de viaje a un joven argentino, que viaja hasta El Calafate, para recoger un coche de alquiler de su empresa y regresar a Bariloche. Pronto Sergio, que así se llama, mantenemos una conversación muy amistosa. Me cuenta que tiene una familia con hijos, y que este tipo de viajes los realiza habitualmente para poder ganarse la vida.
Saliendo de Bariloche, pasamos por una colonia de casas (chabolas) donde me dice Sergio que vive con su familia. Es el contraste del Bariloche turístico y el real, donde viven en la indigencia la población local.



Durante el viaje, Sergio me va comentando y describiendo el paisaje y las costumbres locales.
Lo primero que nos sorprende, es que por la carretera no circula ningún vehículo, kilómetros y kilómetros. La carretera se extiende por la inmensa planicie de la estepa patagónica. Por ambos lados el vallado de las haciendas, se extiende en el infinito. Aquí todo es grandioso, y quedamos empequeñecidos en este paisaje.
Después de muchas horas de viaje, llegamos a pequeños poblados, que recuerdan al oeste americano: polvorientos y solitarios.
En estos pueblos paramos poco, estirar las piernas y poco mas. Las caras de los lugareños reflejan la melancolía de los olvidados. 


Estoy recordando la historia increíble que me había contado aquel viejo en la estación, donde me relataba las aventuras y penurias que tuvieron que pasar los primeros que colonizaron estas tierras y que ahora veo con mis propios ojos, las penurias de estas pobres gentes que habitan estos salvajes y desolados parajes.   


Seguimos nuestro viaje por esta estepa solitaria y majestuosa. Cuando llevamos muchas horas de viaje por la ruta 40 y sin cruzarnos con ningún vehículo. De pronto aparece un cartel de obras en la carretera, y comienza otra nueva aventura. Vamos por una carretera de tierra y chinarros (ripio) que tanto abundan por estas latitudes. Mi amigo Sergio me comenta que en Argentina, a causa de las crisis económicas y la corrupción, instalan los carteles de obras, y se tiran así años y años. Desgraciadamente es lo que ocurre con nuestra carretera en obras. Más de 100 km. donde no se ve maquinaria ni obreros trabajando. El único consuelo es, que como vamos a 20 km hora, nos posibilita ver con todo detalle los Guanacos y los Ñandús, que tanto abundan por aquí y que nos miran con ojos sorprendidos de ver a esos locos que se aventuran por estas solitarias tierras, subidos en un extraño artilugio móvil que rompe el silencio sepulcral de estas tierras, arrastrando una gran cola de humo y polvo como se de un cometa moribundo se tratase.  







Después de varias horas por la carretera de ripio, por fin de nuevo asfalto!!!. Nunca me imagine que me gustaría tanto ver el asfalto.
Empieza a aparecer en el horizonte un lago, y al fondo el pueblo de El Chalten. Es el pueblo más joven de Argentina, destino de la mayoría de mochileros, por sus famosas rutas de Trekking.


Estación de autobuses del Chalten.


La mayoría del bus, se quedan en esta localidad. Nosotros continuamos viaje a El Calafate, bordeando el lago que separa estas dos localidades.
Pero llegamos al final del viaje, después de 2 horas y media de retraso, en total 28 horas sin paradas
Por fin llegamos a la estación, y nos dirigimos a nuestra nueva residencia: el hostel Las Carretas.

EL CALAFATE  26/11/2018

 Son las 16:30 h. Cogemos un taxi para llevarnos al centro de el Calafate a coger el coche de alquiler en Hertz. Nos llevamos un  chasco  cuando el encargado del local nos recomienda no ir  a las torres del Paine, que pertenecen a Chile, por lo que habría que sacar un permiso para  poder pasar al otro país. Realmente no podemos hacerlo,, porque parece que son 6 horas para llegar allí y otras tantas para volver, con lo cual, no nos quedaría tiempo para hacer ninguna  ruta. Después del cansancio del viaje en autocar, esto fue un jarro de  agua fría. Así que nos vamos al hostel bastante decepcionados. Éste es bastante sencillo. Un albergue, y menos mal que tenemos una habitación para los tres con baño privado. También tenemos desayuno incluido, pero es el más básico de todos en los que hemos estado. Así que este día no parece nada bueno, no estamos en racha. 


Como la mayoría de las edificaciones en esta parte del mundo, son de madera.



La puerta de la derecha, da acceso a nuestra habitación. La puerta del fondo es el comedor comunal. 


Decidimos dar un paseo por las afueras de El Calafate, y nos encontramos con caballos salvajes.















Damos una vuelta por el pueblo, que aparentemente es solo la avenida Libertadores, la de nuestro hostel, y las construcciones a ambos lados de la avenida. Realmente son varias calles más paralelas hacia arriba y hacia abajo, todas construcciones en madera de estilo alpino, herencia suiza y alemana.
Tenemos hambre y decidimos darnos una buena cena y probar el cordero típico de esta zona.  Así que pedimos el cordero y una patata rellena de salsa de queso, asada al horno, que está realmente buena. Y el cordero otro tanto de lo mismo. Acompañamos de un vino tinto Malbec. Y a descansar que mañana nos espera el Perito Moreno.


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Miriam y yo antes de dormir, nos decidimos por tomar un par de pintas en cervecería la zorra. Donde hay más de 20 caños de cerveza artesana, elaborada por ellos mismos. Difícil elección!!!.


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GLACIAR PERITO MORENO  27/11/2018

Nos levantamos pronto, como casi siempre, sobre las 7:30/8, para salir hacia el Perito Moreno. Al salir de el Calafate, cogemos a dos chicas que están haciendo dedo para llegar allí. Nos cuentan que llegaron hace un mes a Buenos Aires desde  Eslovenia. Pero ellas, al revés que nosotros, empezaron desde Ushuaia. Van en bicicleta. Se pasaron a la zona austral de Chile, y de las torres del Paine pasaron otra vez la frontera a Argentina. A los dos días irían para el Chaltén y de ahí a Bariloche. Son dos verdaderas aventureras. 


Mirador y al fondo el Glaciar Perito Moreno.



Mara y Miriam con nuestras amigas Slovenas.





Vamos llegando por la pasarela al Perito Moreno, y según nos vamos acercando, ya nos damos cuenta de que es más impresionante de lo que parecía que iba a ser. Comenzamos a ver el glaciar desde lo alto y vamos bajando por la pasarela, acompañados por el estruendo provocado por los trozos de glaciar desprendidos al agua.  Pasamos por diferentes miradores,  hasta situarnos justo enfrente, mano a mano con el glaciar. Es algo impresionante. Además tenemos la suerte de tener un día de sol espectacular. Los diferentes  blancos del hielo son innumerables, desde grises, azulados, amarronados..... Hacemos los diferentes recorridos, ya que las pasarelas se agrupan en 3 circuitos: el blanco, que es el inicial; el verde que va hacia la izquierda por el bosque( este no lo hacemos); el rojo, que bordea el glaciar por el lado izquierdo, y hace un recorrido más alto y otro más cercano al glaciar y más bajo; y por último, el circuito azul, que es el que bordea el glaciar por el lado derecho hasta llegar al aparcamiento


Vista del glaciar desde arriba.













Durante todo el recorrido, el ruido de los pedazos que se desprende del glaciar es ensordecedor, es un espectáculo único.





































 Pensábamos que se iba a hacer en menos tiempo, y que podríamos llegar a comer a el Calafate. Pero nos paramos mucho en cada punto a mirar, hacer fotos, ver cómo rompen trozos de hielo y caen estrepitosamente al agua, con un sonido tronador. Y decidimos comer en el restaurante de allí, que aunque con unas vistas estupendas al glaciar, y muy elegante, no deja de ser solo para turismo. Y nos arrepentimos de no haber llevado bocadillos. Pedimos un menú de sopa de calabaza, lentejas típicas de esta zona de la Patagonia, con chorizo y escabechadas, y Mara cordero con verduras. Está todo muy rico. Y de postre, una copa de una especie de mousse de queso con frutos del bosque  por encima, que luego nos dimos cuenta que era calafate, una planta que crece en esta zona, espinosa, baja y de flores amarillas. Los frutos son bayas azul oscuro, que se utilizan para mermeladas, jabones.... Es el que da el nombre al pueblo. Y se llama así porque servía para calafatear los primeros barcos de madera, haciendo las veces del cáñamo.


Vistas espectaculares desde el restaurante del parque.


Después de comer, volvemos a ver el glaciar, haciendo las rutas de la pasarela blanca y azul. De vuelta al aparcamiento, ya está esperándonos Mara, que se había adelantado, con las dos chicas eslovenas. Están dándole de comer a un zorro que se había acercado por allí. Volvemos en coche y nos despedimos de las chicas, que son realmente encantadoras y sencillas. Nos cuentan un montón de cosas sobre su viaje, y también preguntan sobre el nuestro.


Zorro pasando tranquilamente por el aparcamiento.





Miriam y yo decidimos ir por la tarde a Punta Bandera: un pequeño puerto situado en un entrante del Lago Argentino, donde existe un pequeño destacamento militar y de donde parten algunas embarcaciones que llevan a los turistas al glaciar de Perito Moreno. Estamos solos, no se ve a ninguna persona, solo algún perro vagabundeando, muy común en toda Argentina. En todas las ciudades y pueblos deambulan perros callejeros mansos,  que sobreviven y conviven en estos entornos, como si fueran los descendientes de los antiguos perros domados por el hombre. Nunca hemos visto maltratar a estos perros, al contrario existe una relación muy buena entre perros y personas. 


PUNTA BANDERA








Antigua barcaza utilizada para el turismo 




Empieza a anochecer y decidimos volver a El Calafate. 



Mara se queda en el hostel un rato mientras Manolo y yo vamos a tomar algo. Y nos paramos en la toldería a tomar dos pintas y una pizza. Avisamos a Mara por si tiene hambre, y se acerca hasta allí. Pedimos unas empanadas vegetales y otra capresse( con tomate y queso) con una copa de vino. Después a descansar porque al día siguiente nos vamos a el Chaltén, que está a 3 horas de el Calafate, para hacer una ruta de trekking hasta el Fitz Roy.





Cena de despedida del Calafate.



jueves, 28 de noviembre de 2019

BARRIO DE RECOLETA



CEMENTERIO DE RECOLETA

Hoy mientras desayunamos en nuestro local habitual, decidimos ir al barrio de Recoleta para visitar su famoso cementerio; donde están enterrados los militares más relevantes y gente de las familias más ricas y poderosas de este pais. Como se dice aquí: es un barrio de Chetos (pijos).
Cogemos (perdón) quiero decir tomamos el bus dirección Recoleta. Ya estamos acostumbrados a los trompicones del bus y no les prestamos ninguna atención, es mas estamos relajados y conversamos todo el viaje. ¡¡Ya somos Porteños!!.
Bajamos del bus y nos dirigimos a las puertas del cementerio. Esto más que un cementerio parece un museo al aire libre. Multitud de gente espera para entrar y te descargas un plano en el móvil para no perderte en este laberinto de piedra.
Lo primero que llama la atención es los grandiosos mausoleos que se encuentran por todas partes. Las familias poderosas y ricas rivalizaban por tener el mausoleo más grandioso y costoso, como símbolo de prestigio social. Viendo tanta miseria en los suburbios de Buenos Aires y en general en toda Argentina, nos damos cuenta de la gran corrupción que este país ha sufrido a lo largo de su historia, y que le ha llevado a dilapidar la gran riqueza de este país, en beneficio de unos pocos. Una verdadera pena!!. 



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Entrada al cementerio.

















Una vez terminado nuestro recorrido por el cementerio, vamos pasando por el barrio de Recoleta. Los edificios de este barrio son de estilo francés, muy del gusto de los ricos porteños. Parece que recorremos algunas calles céntricas de Paris. A nosotros personalmente nos parece un anacronismo arquitectónico, y nos quedamos con nuestro hermoso y acogedor Palermo.
Paseando dirección a la Universidad, nos encontramos con un edificio Neoclásico convertido en centro cultural y exposición. Es el Centro Cultural Recoleta.


Centro Cultural Recoleta.


Continuamos nuestro recorrido, y nos encontramos con un descomunal edificio Neoclásico. Es la Facultad de Derecho. Aquí en Buenos Aires es todo grandioso, no sabemos si es por necesidad o por puro orgullo.


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Facultad de Derecho


FLORALIS GENÉRICA

Un poco más allá (en esta ciudad un poco es mucho) nos encontramos con la grandiosa (como no podía ser de otro modo) escultura de la Floralis Genérica. Esta escultura realizada en aceros inoxidable, tiene la particularidad de abrirse o cerrarse dependiendo de la luz, como si de una flor viva se tratase.










Algo cansados de tanto caminar, decidimos volver a nuestro barrio para comer y descansar. La verdad que Recoleta con su grandiosidad no nos invita a quedarnos para comer aquí. Tomamos nuestro querido bus y nos dirigimos a casa.


Así están las calles de esta ciudad a todas horas.


Llegamos a Palermo y buscamos un sitio para comer. Mara siempre nos ha dicho que aquí hacen unas hamburguesas buenísimas. Así que buscamos una cervecería- hamburguesería y encontramos una con terraza donde saboreamos esta exquisita carne argentina.


Palermo



Degustando unas hamburguesas con papas buenísimas.





BARRIO DE SAN TELMO


BARRIO DE SAN TELMO

Esta tarde nos dirigimos al barrio de San Telmo, tenemos muchas ganas de conocer este barrio del que nos han hablado muy bien. El barrio es muy céntrico, pero a diferencia de Recoleta, este es un barrio más popular. Nos recuerda al barrio de Malasaña de Madrid, y como en ese barrio los antiguos residentes, han sido desplazados por un nuevo tipo de inquilino (gente joven con mayor poder económico). El barrio de San Telmo es famoso por su rastrillo de los Domingos, donde se instalan puestos de diferentes artículos por las calles de este hermoso barrio. Los días de diario solo abren las tiendas que proliferan por todo el barrio. No podéis perderos el Mercado de San Telmo, un antiguo mercado de frutas reconvertido en mercadillo de artesanía, antigüedades y locales gastronómicos. 



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Rastrillo del barrio de San Telmo



Una de las entradas al Mercado de San Telmo.



Mercado de San Telmo.



Puesto de antigüedades del Mercado de San Telmo.



Mercado de San Telmo.



Mercado de San Telmo.



Bares gastronómicos en el Mercado de San Telmo.


Vamos recorriendo este lindo barrio, parándonos en todas las tiendas que nos encontramos, es un espectáculo único. Abundan las tiendas de artesanía pero también de antigüedades, todas ellas con sabor antiguo pero con un muy cuidado diseño. 
Nos damos cuenta que se nos ha echo tarde, ensimismados con todo lo que nos rodea. Es muy de noche y queremos disfrutar de otro de los espectáculos que ofrece este barrio: las tabernas y restaurantes antiguos que magníficamente siguen manteniendo ese sabor de barrio popular. Hoy en día hay multitud de restaurantes y bares de nueva construcción, pero han sabido mantener ese espíritu que caracteriza a este barrio.
Habíamos echado un ojo a varias tabernas, pero en este momento todo el mundo piensa lo mismo que nosotros y los locales están atestados. Por fin conseguimos unos asientos en la barra y pedimos nuestras ansiadas cervezas, y algo de picar. 
Este es sin duda, junto con Palermo nuestros barrios favoritos de esta gran ciudad.


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MERCADO DE LAS PULGAS- PALERMO

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