Por la mañana temprano, después de desayunar en nuestro cafetín de la esquina, nos dirigimos en el subte hacia Belgrano. Allí, en la estación Maipú, cogemos el Mitre, un trenecillo de vía estrecha que va recorriendo la costa, pasando por diferentes zonas mayoritariamente residenciales, hasta llegar al delta del Tigre.
Estación Maipú |
Tanto el trenecillo como el recorrido es una delicia. Vas viendo todo el litoral, zonas de playa, también atraviesa campos y pueblos, y va haciendo varias paradas en pequeñas estaciones, que son preciosas construcciones en madera coloreada; unas son rosas, otras beige, azules......con acabados en marquetería artesanal.
Estación de tren |
Una vez llegamos a Tigre, optamos por tomar en Puerto de Frutos, una lancha colectiva (bus acuático) utilizada por la población local para moverse en esta maraña de canales, en lugar del catamarán turístico. A diferencia de éste, en la lancha puedes llegar a lugares a los que solo puedes acceder por este medio de transporte. Además puedes bajarte en alguno de los muelles y caminar por las diferentes islas que se forman en el delta del Tigre, a lo largo de ríos, riachuelos y canales que van conformando una enmarañada encrucijada; pasar por pequeños puentecillos de unas islas a otras, recrearte en el recorrido observando las construcciones sencillas de sus cabañas de madera, su rica vegetación y la tranquilidad del entorno.
Embarcadero |
Primeramente el recorrido transcurre por un río ancho, el Luján. En sus orillas podemos ver cabañas más o menos grandes y opulentas. Continuamos por el río Sarmiento, pasando por delante de la Casa Museo Sarmiento, construcción del siglo XIX que fue propiedad del expresidente argentino Domingo F. Sarmiento, y que en la actualidad es museo y biblioteca.
Lancha de transporte público |
Llegamos a San Antonio, que es nuestra parada. Aquí el río ya es más estrecho, y las cabañas, humildes. Nos adentramos caminando en una maraña de islotes comunicados por pequeños puentes que van salvando los estrechos canales que las dividen. Tenemos varios recorridos por una y otra orilla. Entre tanto, algún perro suele unirse a nosotros en la caminata. Aquí viven libres, y son tan mansos y amigables como llenos de pulgas.
Pasarelas de madera que comunican viviendas y embarcaderos. |
Puentes de madera que comunican islotes, separados por distintos canales. |
Es la Venecia Amazónica. |
Cada casa tiene su propio embarcadero y barca, para poder comunicarse. |
Todas las casas están levantadas del suelo, para cuando llegan las lluvias y estos ríos amazónicos se desbordan y suben su nivel. |
Después de la caminata, nos encontramos con una barcito con terraza a orillas del río, donde preparan papas fritas, ensaladas..... Y aquí nos comimos la mejor hamburguesa de nuestras vidas. Carne de verdad, jugosa y sabrosa.
Jardín del bar donde comimos de maravilla a la sombra de su magnífica arboleda. |
terraza del bar. |
En la terraza, coincidimos comiendo con una profesora jubilada que vivía en una de estas aisladas cabañas de madera y nos estuvo contando muchas curiosidades y anécdotas de este insólito lugar, donde el tiempo parece haberse parado cuando llegaron los primeros colonizadores de estos parajes. La charla es muy amena y como buena porteña tiene una encantadora verborrea que nos seduce con su acento y esa particular manera de alargar cada palabra, manteniéndola en suspense como si de un equilibrista a punto de caer al vacío se tratase. ¡No existen en el mundo, nadie como los porteños para contar o relatar un suceso!
Después de nuestro encantador almuerzo, descansamos un poco a la sombra de un platanero y nos despedimos de nuestra nueva anfitriona en El Tigre.
Continuamos caminando por los alrededores. Descubrimos una cabaña que era ferretería y una escuela en donde unos adolescentes están en el patio, mientras otros niños más pequeños aún están en el aula, por lo que se puede ver a través de la puerta entreabierta. A parte de esto, no nos cruzamos con un alma. Y llegamos a un establecimiento decorado alegremente con diferentes colores y adornos, donde nos tomamos un refresco en la terraza, solos y rodeados de la naturaleza magnífica con el río a los pies.
Tomamos finalmente la lancha de regreso, cargada de trabajadores y escolares del lugar, que volvían a sus casas.
Ya de nuevo en Puerto de Frutos, vamos a visitar el mercado, muy famoso, con locales de decoración donde venden muebles de madera y de hierro, plantas, bolsos y lámparas de mimbre........ Ya es algo tarde no hay mucha gente. Y tomamos de nuevo el tren de la Costa que nos devuelve a la gran ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario