domingo, 10 de noviembre de 2019

IGUAZÚ


IGUAZÚ

Hoy partimos para conocer las famosas Cataratas de Iguazú, que se encuentran al norte de Argentina y haciendo frontera con Brasil en la selva Amazónica. Las distancias en este pais son colosales, y decidimos ir en avión para no perder días en nuestra ruta por estos inmensos paises.
Tomamos dos buses para que nos lleven al aeropuerto Internacional Jorge Newbery. En el mapa este aeropuerto está relativamente cerca de nuestra residencia, pero como no nos cansamos de decir: en esta ciudad y en este pais, las distancias son colosales.
Despegamos a primera hora de la tarde y llegamos al aeropuerto de Iguazú sin ningún contratiempo.



Aeroparque Internacional Jorge Newbery


En el aeropuerto tomamos un pequeño Remys (bus privado) junto con otros pasajeros del vuelo. El minibús nos va dejando en los distintos hospedajes de cada uno. Nosotros somos los últimos en llegar a nuestro hospedaje: Posada Iguazú Royal. El nombre ampuloso no describe la realidad del sitio. Nuestro hotel esta compuesto de una casa donde está la recepción y el comedor, y unos jardines con plantas tropicales ( como no podía ser de otra manera) al rededor del cual se disponen las cabañas bajas, donde están las habitaciones. Todo es humilde pero con encanto.
Como se ha hecho muy de noche, el chico de la recepción nos da las llaves de nuestra cabaña y muy amablemente nos proporciona un teléfono para encargar comida, ya que ha esas horas solo están abiertos los locales de comida a domicilio. Pedimos una pizza para compartir y distintos tipos de empanada que comemos en el comedor del hotel. Nos retiramos a descansar, mañana temprano tenemos que ir a la terminal de buses, para ir a las cataratas que están a varios kilómetros del pueblo: Puerto Iguazú.


Comedor de la Posada Iguazú Royal.



Miriam descansando en la habitación.



La habitación es amplia pero humilde.


Por la mañana amanece un día soleado, estamos de suerte!!. En estas latitudes el tiempo es muy inestable con abundantes lluvias. Al salir al exterior de nuestra cabaña, podemos ver como es nuestra residencia, ya que la noche no nos dejo verla como es realmente. El sitio es humilde pero tiene mucho encanto, y encima nos ha recibido con un gran día soleado. Que más podemos pedir?.
Desayunamos en el comedor con otros huéspedes y preguntamos donde se toman los buses que van a las cataratas. 


Piscina rodeada de las cabañas de la Posada.

  
Salimos a la calle dirección a la terminal de buses, y lo primero que nos encontramos es con los perros vagabundos que tanto abundan en toda Argentina, y que nos acompañan por todas las calles como si fueran nuestros anfitriones. Los perros vagabundos son una de las señas de identidad de este pais que más nos ha cautivado y que siempre recordamos con cariño.
Decidimos comprar algo de fruta, empanadas y unos bocadillos para el viaje a las cataratas. Una vez en la terminal de buses, tenemos que esperar una cola que van llenando los buses que parten para las cataratas. Por fin nos toca subirnos al bus, y nada más arrancar nos percatamos que es una anticualla a punto de reventa el motor. Solo faltaba que nos dejase tirados a mitad del viaje!! 


Exterior de la Posada Iguazú Royal.



Miriam junta a una de las miles de plantas exóticas que hay en este lugar.



Las calles están empedradas, con piedra irregular y tierra roja.


CATARATAS DE IGUAZÚ -  ARGENTINA

Aunque todos tenemos el alma en un vilo, por el destartalado bus, por fin llegamos a las puertas del parque Nacional de las Cataratas de Iguazú. Nos encontramos en la parte Argentina de las cataratas. Después de pagar la entrada al parque, hacemos una parada para estudiar el plano que te proporcionan para recorrer este inmenso parque, y las distintas cascadas que se pueden disfrutar en él. Vamos caminando por unas rutas marcadas y nos invade un poco de inquietud al ver tanta gente por el recorrido. Tenemos cierto temor a que no estén al nivel de nuestras expectativas. Nada mas aparecer ante nuestra vista la primera catarata, quedamos mudos ante tan hermosa y grandiosa visión. Por mucho que te puedan describir este espectáculo, nunca podrán reproducir la sensación que en nuestros sentidos nos produjo su contemplación. Todos los sentidos se llenan de belleza: el sonido, la vista y el olor de esta atmosfera de naturaleza virgen.




Para completar el espectáculo, durante todo el recorrido nos van apareciendo distintos animales que no huyen de nosotros, algunos como los Coatí, incluso hay que tener cuidado de que no te roben la comida.  


Coatí






Miriam contemplando una catarata. Al fondo cataratas en la parte de Brasil.






Coatís



Lanchas que llegan a la parte baja de las cataratas.



Catarata vista desde arriba.



Pasarela junto a una catarata.





Pasarela por encima de las cataratas











Aquí se aprecia la frontera natural del rio Iguazú. A la izquierda las cataratas de Brasil, a la derecha las Argentinas.



Monos Caí 























En el recorrido que lleva a la cima de la catarata, hay que tomar un trenecillo que nos deja cerca de unas pasarela que van sobre la catarata, donde se aprecia la altura y fuerza del agua.







Nos ha gustado tanto que nos quedamos disfrutando de este magnifico espectáculo todo lo que podemos, pero el último bus sale y no queremos perderlo. Llegamos a la terminal y está abarrotada de gente esperando el bus para volver a Puerto Iguazú. Según pasa el tiempo y no aparece ningún bus, se van acumulando más gentes y el ambiente se tensa. Cuando por fin aparece uno, hay gran revuelo por entrar en el bus. Nosotros conseguimos entrar en el bus que va hasta arriba, no cabe ni un alfiler. Como nos imaginamos el problema es que el bus que nos trajo, hizo capú y pasó a mejor vida. Nosotros aunque un poco incomodos estábamos contentos de estar en el bus y no quedarnos en tierra esperando para poder volver. 
Llegamos a Puerto Iguazú, nos fuimos a nuestra cabaña y nos preparamos para salir al atardecer a conocer esta pequeña y tranquila ciudad. Nos dirigimos paseando sin rumbo fijo, dejándonos llevar por lo que nos llamaba más la atención. No se como acabamos en el pequeño puerto fluvial del rio Iguazú. Allí hay una tienda bar con terraza al rio, donde los lugareños piden la bebida y pueden consumir su propia comida. (como ocurría en España hace mucho tiempo) Nosotros nos unimos al cotarro y nos tomamos una cervezas baratísimas y empanada. 


Puerto fluvial del rio Iguazú.


Una vez que hemos disfrutado del ambiente y las vistas del rio, decidimos continuar nuestro recorrido por el paseo que discurre al borde del rio. Nos vamos encontrando con varios grupos de jóvenes y familias que se reúnen para disfrutar del atardecer, compartiendo el Mate. Nos llama también la atención un viejo barco de pasajeros varado en la orilla, nostálgico de años que a todas luces tuvieron que ser mejores. 










Seguimos por el paseo y llegamos a lo que aquí se denomina el Hito tres Fronteras de Puerto Iguazú. Este es un enclave donde confluyen las fronteras de Paraguay, Brasil y Argentina. Estas fronteras las forman los rios Paraná e Iguazú, y además de ser un sitio especial geográficamente, es un sitio de reunión de la gente local y centro de actividades culturales y lúdicas. 
Nosotros pasamos un buen rato viendo los puestos de los artesanos que se instalan aquí y a los indígenas nativos (los Guarani) de estas selvas que tratan de sobrevivir en este entorno (ciudad) que no es el suyo. Nos entristece ver como este pueblo malvive en este entorno que no es el suyo. Parece gitanos mendigando e intentando vender artesanía para los turistas. Los niños van correteando descalzos,  sucios y hambrientos intentando vender a los turistas animales de madera tallados por ellos. Miriam no puede con la imagen y les compra varios animales tallados, con gran júbilo de los niños. En esta época hay pocos turistas  y un poco de dinero es mucho para ellos. De todos modos tenemos un sentimiento de tristeza al ver estas familias fuera de su espacio natural.


Miriam comprando artesanía a una familia de  hippys.












Después de contemplar un maravilloso atardecer en este enclave mágico. Decidimos adentrarnos por las callejas de Puerto Iguazú, dispuestos a descubrir el autentico Iguazú. Callejeando nos encontramos con una zona muy concurrida, llena de puestos y tiendas con comida, encurtidos y bebidas  donde comprar para llevar o comer en las terrazas al aire de estos locales. Es lo que aquí llaman: Feirinha de Puerto Iguazú. Es una zona donde se come comida típica Brasileña, pues la mayoría de la gente que viene a comer a estos sitios son brasileños, que pasan la frontera para homenajearse en este pintoresco lugar. La mayoría de los locales están en la Avenida Brasil, como no podía ser de otro modo.
Nosotros nos decidimos por un local con terraza al aire, donde se come y se baila al son brasileño.





Miriam esperando la bebida y los encurtidos.


CATARATAS DE IGUAZÚ - BRASIL

Después de nuestra experiencia con el bus el día anterior, decidimos madrugar para ser de los primeros en subir en el bus. No sirve de nada, la terminal está repleta y el bus tarda en aparecer. En cuanto aparca se desata el desorden, nadie respeta el orden de llegada y nos vemos otra vez en la vorágine de marica el último. Hemos entrado, y además con asiento, todo un milagro. Pero pronto acaba la alegría, como tenemos que bajar del bus para pasar la frontera de Brasil, el marica el último se repite aún con más virulencia. Esta vez no tenemos asientos, pero estamos contentos de estar dentro del bus.
Por fin llegamos al parque y emprendemos la ruta a las cataratas. Las cataratas en Brasil son tan impresionantes o más que del lado Argentino, pero tienen un fallo: están excesivamente urbanizadas. Nosotros particularmente nos quedamos con la parte Argentina.   


















Lagarto de Iguazú










Roedor Agutí Bayo





































Volvemos a Puerto Iguazú, esta vez sin ningún percance del autobús, salvo la lata de pasar la frontera. Una vez llegados a nuestro destino, decidimos ir a pasear y cenar a la zona que tanto nos gustó: A Feirinha. Queremos comer la comida típica que se sirven en estos locales: Picanha  (carne a la brasa) con encurtidos variados. Los locales se agolpan en toda la Av. Brasil y las callejuelas de alrededor. Por fin nos decidimos por un local pequeño regentado por una familia, que tienen la tienda en el interior y unas pocas mesas y sillas junto a la parrilla en la calle. Como en la anterior noche, todas las calles están llenas de gente comiendo, en su gran mayoría brasileños (es el idioma que se escucha por todas las mesas). Cuando por fin nos traen la comida, ya nos hemos bebido unos cuantos vasos de vino Argentino. La carne no está mal, pero esta mezcla con los encurtidos aún no estamos acostumbrados y nos resulta un poco raro.

















Es nuestra última noche en Iguazú y tratamos de exprimirla al máximo. Pero al final el cansancio y lo tarde que es, nos obliga a retirarnos a nuestra cabaña. Mañana tenemos un viaje de muchas horas, partimos para Santiago de Chile, y tenemos que ir primero a Buenos Aires para tomar un avión a Santiago.


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